Texto: Psic. Tanemy Romano Bolaños.
El niño o niña maltratado o víctima de un delito se ve afectado en la adquisición del lenguaje durante el desarrollo de su niñez, las repercusiones que se vuelven más graves hasta ser un círculo silencioso desde el cual se desarrolla su identidad, su entorno, autoestima, sus relaciones afectivas, permeando en los primeros años de vida involucrando incluso el autoconcepto que desarrolla a partir del aprendizaje social e interpersonal, finalmente teniendo serias consecuencias en la vida adulta, en razón de adquirir sentimientos y concepciones sobre ellos mismo que solo reflejan el trato que han recibido de otros, desde la forma en como han sido visto y valorado afectando claramente su forma de verse y entenderse frente al mundo.
Los niños y niñas que son víctimas de un delito o maltratado infantil presentan y las dificultades a nivel pragmático y semántico, de acuerdo a diversas investigaciones se habla de un déficit en la expresión de verbalizaciones, menor vocabulario, conocen menos palabras, tienen menos recompensas verbales, por lo tanto presentan mayores dificultades de comunicación y pobreza lingüística, siendo un tema poco ilustrado en la literatura.
El lenguaje es una característica que distingue al ser humano por excelencia y que diferencia al ser humano de los mamíferos, la comunicación va evolucionando dentro de contextos específicos históricos y esa evolución tan acelerada normaliza la violencia y maltrato en esferas tan sensibles como lo son las niñas y niños, que es más importante garantizar en su totalidad el interés superior del menor como un derecho de carácter público y potestativo, entre los derechos de la niñez se ubica el acceso a un vida digna y libre de violencia, argumento que no ha sido garantizado totalmente, los niños continúan siendo un foco rojo de atención, su derecho a una vida sana se ve rebasado por su medio, la salud psicológica o mental trae repercusiones positivas o negativas en la adquisición del lenguaje en la infancia temprana siendo ya no solamente una pregunta por resolver, más bien una realidad que se debe encarar con la ayuda de profesionales que respondan a las exigencias del medio lingüístico.
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